Cambiar de domicilio supone una oportunidad para escribir un nuevo capítulo en tu trayectoria vital.
Sin embargo, todo el trabajo que hay detrás de una mudanza puede suponer una importante carga de estrés físico y psicológico que requiere de calma y de una planificación adecuada.
Esta serie de consejos podrá ayudarte a la hora de organizar el tiempo o tomar decisiones sobre los diferentes pasos a dar.
Sopesa si necesitas contratar una empresa
Es la primera elección. Antes de empezar a planificar la mudanza debes decidir si optarás por encargarte del trabajo por tu cuenta, con la ayuda de tus conocidos o si contratarás los servicios de una empresa especializada.
Si te inclinas por esta última opción, debes anticiparte, comparar presupuestos entre compañías y revisar comentarios y experiencias de clientes anteriores. Del mismo modo, hacerlo con el tiempo suficiente permitirá evitar problemas de agenda del empresario por picos de demanda.
Limpieza y selección
Haz limpieza de armario y desván. Es importante seleccionar y desprenderse de objetos y bienes innecesarios o que se acumularon a lo largo del tiempo.
Una mudanza es el momento idóneo para ello y quedarse con aquello realmente imprescindible. Revisa tus libretas, archivos, el papeleo almacenado, ropa o calzado que no se utilice o comprueba la caducidad de tus medicinas.
Traza un plan
Las listas son útiles para tener claros los pasos que deseas seguir y trazar una línea de tiempo en el que se desarrolla la mudanza.
Programa los pasos a dar por días de la forma que más te convenga, pero intenta mantener un orden (habitaciones, tipos de objetos, bienes de uso corriente).
Asegúrate de recopilar o comprar cajas
Hazte con cajas de cartón, a ser posible con asas o agujeros laterales, y distribúyelas por las diferentes estancias.
Reserva las cajas más pequeñas para los objetos pesados y las grandes para los más ligeros. Es importante tener cuidado y repartir bien el peso, puesto que una carga excesiva será difícil de transportar y podría romper la propia caja.
Empieza por bienes almacenados o que uses poco
Uno de los principales consejos para empacar es empezar por bibliotecas u objetos almacenados, especialmente si se trata de libros, elementos de decoración o ropa de otras temporadas.
Este paso te permitirá aliviar con tiempo cargas más pesadas y dedicarle más cuidado a aquellos bienes delicados o frágiles.
El plástico de burbujas
Este elemento es muy recomendable para el transporte de elementos frágiles como figuras, cerámica, cristal, pero también para proteger productos electrónicos como pueden ser pantallas, videoconsolas u ordenadores portátiles.
Habilitar una habitación de carga
Una de las mejores decisiones que puedes tomar es habilitar una habitación específica para ir acumulando todas las cajas y muebles que vas a trasladar a tu nuevo domicilio. De este modo, podrás mantener la habitabilidad de la vivienda mientras sigues con el proceso y evitar el desorden general.
Prepara los muebles
Si es necesario transportar mobiliario, reflexiona sobre si será necesario moverlos de una pieza o si podrás desmontarlos para facilitar el trasladado (quitar cajones para reducir peso de un escritorio, por ejemplo).
En el caso de desmontarlos, asegúrate de contar con pequeñas bolsas para guardar tornillos, tuercas y todos aquellos elementos imprescindibles para reconstruir la estructura del mueble.
El día de la mudanza
Contar con una mochila de supervivencia puede ser muy útil para evitar compras y prisas de última hora. Reflexiona sobre aquello que necesitarás para pasar el primer día en tu nueva vivienda y para la propia jornada de mudanza, como un cargador de teléfono, agua, provisiones esenciales, enseres básicos de aseo o papel higiénico, entre otros.
Poco a poco y vigilando la postura
Ten mucho cuidado a la hora de cargar con las cajas y avanza poco a poco, en función de tus posibilidades. Vigila constantemente la higiene postural y evita sobrecargar las lumbares para así evitar lesiones desagradables.
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